Dificultades del japonés VI: refranes, modismos y vocabulario
Continuamos la serie sobre dificultades del japonés con dos temas: la abundancia de refranes y modismos, por una parte, y la enorme amplitud de su vocabulario.
1) Refranes y modismos
En lo que respecta a los refranes y modismos, no difieren tanto de otras lenguas y dialectos. Es normal que una lengua desarrolle modismos y refranes que reflejen su cultura y que se crean con el paso del tiempo. Los refranes y modismos están arraigados en la visión del mundo y la cultura tradicional. Eso sucede, me atrevería a afirmar, en todas las lenguas.
El desafío que nos presenta el japonés es que, dadas las evidentes diferencias culturales y distancia histórica y geográfica, enfrentarse a un proverbio japonés nos puede resultar más complicado que a uno de lenguas occidentales, con las que compartimos cierta visión de mundo, por razones históricas. Sin embargo, aunque formalmente pueden ser muy distintos y usar referentes que desconocemos, suelen abordar temas que también abordan los nuestros y nos sugieren, así, que la experiencia humana es universal.
Por ejemplo:
Proverbio | Pronunciación | Traducción literal | Significado |
十人十色 | Jūnin toiro | Diez personas, diez colores | Sobre gustos no hay nada escrito |
覆水盆に返らず | Fukusui bon ni kaerazu | El agua derramada no vuelve a la bandeja | No llorar sobre la leche derramada |
石の上にも三年 | Ishi no ue ni mo san-nen | Incluso sobre una roca durante tres años | El que la sigue, la consigue. |
郷に入っては郷に従え | Gō ni itte wa gō ni shitagae | Cuando entres en la aldea, obedece a la aldea | A donde fueres, haz lo que vieres. |
泣き面に蜂 | Nakitsura ni hachi | Una abeja a una cara llorando | Llover sobre mojado. |
Por otro lado, los modismos suelen reflejar aspectos culturalmente más específicos. Por ejemplo, aunque con raíces en la filosofía y la medicina chinas, un concepto fundamental de la cultura nipona es el “ki” 気, cuya traducción depende mucho del contexto, pero cae dentro del campo semántico del espíritu, el aura, la mente o el corazón. Algo así como la psique de los griegos. Sin embargo, lo interesante aquí no es la traducción de 気, que rara vez se usa solo, sino de los abundantes modismos en que se usa. Como todo modismo, su significado no es inteligible a partir de sus partes y requiere aprenderse y comprenderse como entidad completa.
Modismo | Pronunciación | Traducción literal | Significado |
気が長い | Ki ga nagai | El «ki» es largo. | Ser paciente |
気が短い | Ki ga mijikai | El «ki» es corto. | Ser impaciente |
気がつく | Ki ga tsuku | El «ki» se pega. | Darse cuenta |
気が進まない | Ki ga susumanai | El «ki» no avanza. | No tener ganas |
Por tanto, la dificultad radica en aprender a identificar los refranes y modismos, comprender su significado y aplicarlos en el contexto adecuado. Aunque no es esencial usar refranes en una conversación cotidiana, y rara vez nos los dirán (dado que los hablantes suelen reconocer que son algo especial que alguien que no domina el idioma puede no saber), lo mismo no ocurre con los modismos, que forman parte integral de la conversación diaria. Estos sí hay que conocer y, nuevamente, la dificultad es aprenderlos. Así como en Chile tenemos infinidad de modismos con animales, en japonés hay muchos que utilizan partes del cuerpo u objetos culturalmente específicos.
2) Amplitud de vocabulario
Aunque quizás hayamos escuchado por ahí que la riqueza del español es inigualable dada su abundante vocabulario o alguna otra afirmación igual de chovinista, lo cierto es que comparado con el japonés, nos quedamos bastante cortos. Dado que el japonés existe desde hace varios siglos antes que el español, ha acumulado una gran cantidad de léxico patrimonial, así como préstamos de otros idiomas con los que ha tenido contacto a lo largo de su historia.
Si miramos los gráficos siguientes hechos a partir de una comparación entre el japonés y el francés (realizada por un señor del que no encuentro el nombre, perdón), vemos que con aprender 1000 palabras de francés, logramos poco más de un 80% de comprensión, bastante más que el apenas 60 % que alcanzamos con 1000 palabras en japonés. Aunque no tenemos los detalles de la comparación, mi impresión personal es que es bastante acertado y se podría también aplicar al español.

Además, la diferencia entre las cantidades de vocabulario que debemos conocer para entender más del 90% de lo que se dice es abismal. Para el japonés se requieren muchos miles más. Nuevamente, aunque dudemos de la metodología, cualquiera que haya estudiado ambos idiomas intuirá que pareciera ser cierto. Al aprender japonés, se siente que no se avanza, porque se requieren varios años para sentir que se comprende de verdad.

Por otra parte, dado que cada idioma segmenta la realidad de forma diferente, entre el japonés y el español suelen surgir diferencias conceptuales que complican el aprendizaje.
En castellano tenemos, por ejemplo, agua fría o caliente, es decir, un concepto modificado por adjetivos. En japonés, en cambio, tienen palabras distintas para ambos conceptos: mizu 水 (agua fría) y yu 湯 (agua caliente). En cambio, en español tenemos barba y bigotes, mientras que en japonés, normalmente no se distingue y es todo una sola entidad: hige 髭. No se distingue si cubre solo el labio superior, la barbilla o todo el mentón. Claro, se pueden usar adjetivos u otras formas de complementar el significado si se considera necesario, pero no es lo normal.
Aunque podemos encontrar estas diferencias para uno y otro lado, la impresión que tengo tras más de 20 años traduciendo es que el japonés tiende a ser mucho más específico en la forma en que segmenta la realidad. También, es mucho más permeable a los extranjerismos y mucho más flexible con los neologismos. Eso podría dar para otra publicación (¿qué opina el público?). Así que eso sería todo por hoy.
