IA
Traducción

La traducción y la IA: ¿dónde estamos?

Inauguramos este blog con un post sobre este tema candente.

Partiendo por ChatGPT y Bard, entre otras, el último tiempo hemos visto la aparición explosiva de distintas herramientas de inteligencia artificial que parecieran hacer realidad nuestros más sombríos temores con respecto al futuro de nuestras profesiones. ¿Cómo competir con una máquina que hace lo mismo que yo en tan solo una fracción de segundo?

Pero no nos precipitemos. En el ámbito traductoril hemos vivido diferentes oleadas y embates tecnológicos que al final han servido más como herramientas para nuestro trabajo que como encarnaciones de Skynet. La más reciente y previa a la nueva IA fue la traducción automática de motores como DeepL, que por primera vez nos sorprendieron con resultados de buena calidad, al menos a primera vista. Antes de eso, Google solo nos servía para burlarnos de sus errores.

Entonces, durante el último tiempo, me he dedicado a probar las tres IA arriba mencionadas. Conclusión: seguimos donde siempre. Resulta que pueden ser una excelente herramienta que nos ayude en el proceso de traducción, pero puede ser peligroso confiarles todo el trabajo sin supervisión.

Esto, principalmente porque sigue siendo una máquina que no entiende, ni piensa ni decide. Entonces, se basa solo en su entrenamiento y capacidad de incorporar («aprender») nueva información, pero no es capaz de tomar decisiones acertadas, por ejemplo, en lo que respecta a la «humanidad» de un texto, como las connotaciones textuales, las implicancias culturales, etc. Ahora bien, es cierto que muchas veces nuestro trabajo no es tan abundante en ese tipo de elementos, y en tales casos la IA sí que puede sernos muy útil, para ser más productivo, o ahorrarnos la necesidad de contratar servicios de traducción profesional… Pero atención, he ahí uno de los problemas.

Resulta que se sabe que las IA tienden a alucinar, o dicho con menos elegancia, a chamullar. O sea, que presentan como cierta información que no lo es, solo lo parece ante el ojo inexperto. Por lo tanto, lo ideal es que siempre haya un experto humano controlando el proceso. Human in the loop, le llaman los anglófonos.

Entonces, creo que la IA puede ser una muy útil herramienta en nuestro trabajo, pero no para que traduzca por nosotros, sino que para que nos ayude con distintas partes del proceso traductor, como la documentación, la creación de glosarios y la solución de dudas temáticas y lingüísticas. Todo esto debe incluir dos controles importantes: respetar la confidencialidad de nuestros clientes (las empresas de IA aprovechan todo lo que les digamos para pulir su producto) y comprobar la veracidad de la información que nos presentan. Aquí les dejo algunos ejemplos de gatos que las IA me han querido hacer pasar por liebres:

ChatGPT, ante la pregunta sobre qué significa ダグラス窩, que es un término anatómico que se traduce como «fondo de saco de Douglas».

El término «ダグラス窩» en japonés parece ser una combinación de un nombre propio «ダグラス» (Douglas) y «窩» (kowa), que se traduce al español como «nido» o «agujero». La palabra «窩» puede tener connotaciones más literales o metafóricas según el contexto.

O sea, no me dio la traducción e intentó ponerse literaria.

Google Bard, reconoce solo a medias un error que le señalé:

You are correct. The Japanese counter 件 can be read as both «ko» and «ken». The pronunciation «ko» is more common, but the pronunciation «ken» is also used in some cases. For example, the word «案件» (kanken) means «case» and is counted using the counter 件.

Me dice que tengo razón, pero «se saca los pillos» de forma equivocada: «ko» no es nunca una pronunciación de y 案件 es anken, no kanken.

Entonces, teniendo todo esto en cuenta, me atrevo a hacer una predicción, aunque por lo general me equivoco cuando lo intento. Si no es predicción, puede servir de llamado a la cautela: es probable que en el futuro cercano nuestros clientes crean que pueden prescindir de nuestros servicios, porque la IA puede hacerles la pega gratis, pero con el tiempo se irán dando cuenta (¡espero!) de que los resultados no son lo que esperaban y que lisa y llanamente las IA alucinan y no se apegan a la realidad. Ahí volverán con el rabo entre las piernas… aunque quién sabe. Puede que las IA dejen de alucinar, mejoren su calidad y respeten la confidencialidad. En ese caso, tendré que escribir una entrada bien distinta para este blog.

🤞 Síganme los buenos!

Solo para avisar de nuevas entradas, nada de propaganda

6 Comentarios

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *